La elección de La Rosa // De los relatos de Dimier - Así comenzó todo

Ángel del Amor - Crónicas

DE LOS RELATOS DE DIMIER

- ASÍ COMENZÓ TODO -

 

  Cuando Bladimir nació, mi edad era de 12 años, mi familia estaba contenta, un Dubois Laurent más se integraría a la dinastía. Fui el primero en entrar a ver cómo estaba mamá en el cuarto del hospital. Al entrar, la vi sentada en la camilla. Sostenía entre sus brazos al que sería más que un hermano para mí. Creo que no tenían cobijas azules porque el pequeño estaba envuelto con un pequeño cobertor rosa, pero eso poco importaba, me acerque y mi madre me dijo:

  -Dimier este es tu hermanito Bladimir, debes cuidarlo y protegerlo, si llega a pasar algo recuerda… siempre se tendrán el uno para el otro.

  No sabía por qué me decía eso en aquel entonces, pero ahora sé que era cuando mis padres tenían problemas.

 

El tiempo pasó, la diferencia de edad era y continúa siendo notable entre él y yo. Él jugueteaba, quería que todos lo mimaran, eso me molestaba mucho. Mi madre siempre repetía que yo era el siguiente en heredar el “Amor” y me ponía a entrenar. No podía pensar en cosas sucias, pervertidas. El morbo no debía existir en mí y mucho menos la envidia o cualquier otro tipo de pensamiento o sentimiento negativo. Pero pese a todo eso me daba algo de coraje ver como se divertía Bladimir, mientras yo perfeccionaba la delicadeza. Digamos que ya es de sangre mi comportamiento cortes, pero a veces era torpe y tímido para dirigirme a alguien, muchos creen que es fácil, pero no; no me desagrada como soy ni mi cargo, pero un niño no piensa eso, aun así. Sin embargo y pese a todo, mi infancia fue muy feliz, ya que estuve con mi parejita.

Recuerdo que un día mientras yo practicaba frases lindas, mi hermano me dijo:

  -Qué tonto te ves.

  Me molesté mucho. Estaba cansado de que se burlaran. En la escuela era Darío, quien no desperdiciaba la oportunidad de intimidarme, regañarme o dejar en evidencia mis errores; y ahora Bladimir también en casa.

- ¿Ah sí? Pues ensayarás conmigo -contesté.

Bladimir estaba en el suelo jugando con unos carritos, lo levanté, tomé su cintura y nuestros rostros quedaron frente a frente, sentía su respiración agitada. Esa fue la primera vez que lo tomé de esa manera y estuvimos demasiado cerca.

Después de ese día mi mamá ya no se molestaba conmigo. Decía que cada vez hacia mejor mi entrenamiento, pero el secreto era en pensar en aquella escena en la que me había sentido como un dominante y no un dominado. Bladimir por su parte, cada que me veía practicar, sólo volteaba a verme de reojo y se apenaba. Su aspecto comenzó a cambiar bastante rápido. Ya no parecía un niño de tres años, sino más bien de 7 años.

 

Finalmente llegó, a mis 15 años, el día en que decidí hacer por primera vez el examen teórico mensual. Lo hice, lo pasé. Convirtiéndome así en una de las Rosas Menores, con gran potencial para convertirme en el próximo Guardián De La Rosa. Sería de los candidatos provenientes del Instituto De La Rosa. Mientras tanto, debía seguir estudiando, había muchas cosas por aprender: pociones, secretos, historia y un largo etcétera. Aún había un largo camino por recorrer, pero esas eran las desventajas de haber aprobado tan joven. Fue un examen teórico y pese a mi edad no era el único, la mayoría rondaba los quince a los veintiún años.

En cuanto al actual Guardián De La Rosa todavía no había dejado su cargo, pero ya estaba bastante grande y cansado. Y, si realmente mi deseo era ser el próximo Guardián, debía estar listo para cuando él decidiera descansar, es decir: cuando su ser dejara su cuerpo y poseyera uno de los pétalos de La Rosa.

 

Así, tan sólo unos meses más tarde, La Rosa estaba anunciando en público que su retiro había sido aprobado por La Rosa. Tras el anuncio, el caos comenzó. Solamente disponíamos de nueve días, para demostrar quienes éramos los mejores y ser seleccionados. Por supuesto, existía la posibilidad de aumentar a doce, pero eso en realidad pocas veces sucedía. Fueron días intensos, si no mal recuerdo hicimos tres exámenes, uno cada dos días. El primero fue teórico, nuevamente aprobado por jóvenes; el segundo fue practico, esta vez aprobado por adultos jóvenes… de alrededor veintisiete años y finalmente un examen bastante complejo el cual incluía teoría, práctica y combate. El más difícil, pues solamente aquellos que habíamos aprobado alguno de los dos exámenes anteriores, teníamos derecho a presentar este último.

 

No puedo simplemente decir: Los aprobé. Puesto que no se trató de un examen mensual. Estos solamente se hacen cada que un Guardián se retira… y eso ¡Ja! Pasa… ¿Cada eternidad? Bueno, lo sé, exagero. Pero realmente los Guardianes suelen ser longevos, si tomamos en cuenta la edad promedio de los Ángeles… o de los Ángeles Del Amor. Como sea, estoy seguro de que por poco y no califico. Tiempo después hice mis propias investigaciones y al parecer fui de los que menos puntuación tuvo en el examen final, en el teórico ni siquiera alcancé nota, pero al menos en el práctico tuve la mejor nota, al parecer, nunca registrada. ¿Y cómo no? Si en lo que más tenía experiencia era en eso… en la práctica.

 

En fin, se dieron a conocer las Rosas Menores, es decir, quienes teníamos altas posibilidades de ser elegidos Guardianes. Hubo una ceremonia… realmente tengo pocos recuerdos de ellos. Lo único que viene a mi mente es esa incómoda sensación… ese malestar que sentía cada vez que preguntaban quién era “mi rosa”. Se dejó pasar un tiempo… no recuerdo bien cuánto… hasta que finalmente el Guardián solicitó mi presencia. Nos reunimos, conversamos… o más bien él habló. Yo estaba en paralizado de la impresión. No podía creer que había sido elegido.

¡Por supuesto que me había preparado! Pero… no puedes evitar la sorpresa. Al principio estaba feliz, quería saltar, correr, abrazar al Guardián y por qué no ¡hasta besarlo! Obviamente me contuve, sobre todo porque con forme iba avanzando la conversación o más bien el monologo del Guardián, me daba cuenta de la responsabilidad que había caído sobre mí a mis escasos quince años y con un amante poco convencional. Puede que nadie llamara amor a lo nuestro. No lo sé. Fue un momento amargo. Un gran caos en mi mente, pero sobre todo en mi corazón y alma.

Quien diría que algo así ya había pasado hace tiempo, que alguien más había sentido esa misma angustia por tener ser una pareja poco convencional. Por desgracia aquella persona tuvo un final trágico. No, yo de eso nada sabía. Me enteré… bueno… relativamente hace poco. Tantos secretos y misterios que envuelven a nuestra familia.

 

Al final, salí de esa reunión más asustado que motivado y sin dar una respuesta definitiva. No rechacé el cargo, pero tampoco lo acepté de manera oficial. Solamente salí de aquel lugar. Y aunque La Rosa había brillado eligiéndome a mí, seguía sin saberse nada sobre quién sería o era “mi rosa”, como se les llama a los Ángeles Espina de Rosa, quienes son capaces de acceder al gran poder de La Rosa. Además del hecho de que ellos mismos guardan en su interior una energía ilimitada. Sin embargo, no son guerreros, brindan toda esa energía al Guardián De La Rosa para que este la transforme en poder y así combatir para que nunca muera el amor. Al menos, todo esto en teoría.

  

  Después de mi reunión, por alguna extraña razón, Bladimir dejo de comportarse malcriado. Su aspecto cambio en poco tiempo, ahora se veía como un niño de 12 años, mientras el mío era de 15, de acuerdo con mi edad. Entonces mi hermano comenzó a acercarse a mí, me preguntaba sobre lo que hacía y yo no sentía necesidad de evitarlo o decirle que no molestara como lo solía hacer, nos llevábamos bien, dormíamos juntos; a más de uno le extraño nuestro repentino comportamiento de “hermanos unidos” pero no tenía mayor importancia y todo se quedaba en simples comentarios. Por su parte a mamá le daba gusto que nos lleváramos bien.

 

En una ocasión escuché que hablaban de mí, decían que era un niño con mucha capacidad, nadie había logrado semejante puntuación en un examen práctico dentro del periodo de Los Nueve Días. Incluso el gran Darío había quedado por debajo de mí. Se preguntaban que quién era mi inspiración, ¿quién se había ganado el poder puro del amor? El amor es así, es necesario tener a alguien en quien inspirarse o alguien que, por decirlo de alguna manera, “nos cuide o sea el centro de nuestro poder”. 

  También recuerdo que cuando yo llegaba de la escuela, la cual se había vuelto sumamente intensa, tenía clases extras, particulares, asistía a reuniones y festejos de… los que yo consideraba en ese entonces como “mayores”. Y tras un intenso día tan sólo esperaba ver a mi niño, quien me recibía como diario con un amoroso “Bienvenido Dimier, ¿Cómo te fue en la escuela?”. Él estaba en una escuela básica, como aspirante a Ángel del Amor, pero al haber uno, las clases no eran tan intensas, él salía temprano de la escuela.

 

Entonces… dos años después, él día que realmente lo cambió todo llegó: Mi madre no asistió a una reunión importante con nosotros, es decir: mis profesores y yo. Ella por ser mi madre, tenía la responsabilidad de enseñarme y reforzar el concepto de amor familiar.

La reunión comenzó y terminó sin ella. Después se haría una nueva. Ahora que lo recuerdo, al principio mis profesores se mostraron inquietos, pero con forme se fue desarrollando la reunión aquel semblante desapareció. La preocupación radicaba en que sea cual sea la habilidad de uno, el ocio no existe en la familia del amor y la mayoría son sumamente disciplinados, sobre todo con los horarios, incluso si es para descansar se tiene un tiempo. Realmente fue extraño comenzar la reunión sin mi madre, pero sobre todo fue raro que nadie se preocupara sabiendo que ella era una mujer puntual. Quizá, les habían dado la noticia de lo que ocurría, no sólo en mi casa, sino en toda la ciudad.

 

Cuando llegué a nuestro apartamento, estaba silencioso. Al principio pensé que habían salido. Subí a la habitación de Bladimir y mía. Todo estaba cubierto de sangre… el cadáver de mi madre regado por todo el suelo en pedazos. Bladimir, estaba aprisionado sobre la cama y encima de él, mi padre. Con dificultad Bladimir me dijo: “Her… mano ayu… dame por…” Mi padre volteó a verme, yo estaba paralizado, pero como pude agarré mucho valor y corrí hacía mi padre y lo golpeé fuerte en la cabeza con una linterna que estaba tirada cercas de la cama. No logré hacerle gran daño, pero fue suficiente para que mi hermano pudiera salir. Corrimos a escondernos en otra habitación; Bladimir no dejaba de llorar, estaba temblado de miedo y demasiado asustado; yo trate de mantener la calma, mi corazón latía rápido y hacía lo imposible para que mi hermanito se callara, pero nada funcionaba. Sentí los pasos de mi padre cerca y entonces… lo besé.

 

  ¡Era la primera vez que besaba! lo hice con delicadeza y suavidad. Sí, hubo muchos sentimientos encontrados. Desde la primera vez que lo tomé por la cintura hasta ese momento, sentí que él era para mí. No podía dejar que alguien más lo tocase. Mi apariencia y edad ya eran de un joven de 17 años, mientras que él se había quedado con 12.

Mientras lo besaba, sentía como si él robara… se estuviera llevando algo que había estado oculto en mi interior “¿Será acaso esté el poder del amor del que tanto hablan y ahora él lo cuidará?”, pensé. Nos ahogamos en ese profundo beso. Es curioso, pero me pareció haber sentido varias veces la delicada, tímida y suave lengüita de mi hermanito dentro de boca. Habíamos olvidado por un segundo lo sucedido. Y, sobre todo, nuestras edades.

Sin embargo, el mágico momento se vio interrumpido cuando alguien entró a la habitación donde nos “refugiábamos”, por suerte no era mi padre, era nuestra abuela. La escena hermosa se puso algo tensa, nos había visto y no había forma alguna para defendernos. Nuestra abuela nos dijo con un tono molesto:

  –¿Así que lo has elegido a él? Aquí sólo andamos entre “nosotros” pero siempre hemos sido parientes lejanos. Esta relación no será bien recibida y menos siendo hombres los dos ¿En que estaban pensando? ¿Se han ocultado en este sitio para esto?

  Yo no quería volver a ver asustado a Bladimir o que llorara, la abuela se escuchaba molesta, así que hable por los dos.            

  -No, mi papá… mato…

  -Lo sé pequeños -interrumpió, sin embargo, lo hizo de manera serena una vez que se percató de la verdadera razón por la que nos escondíamos. Supongo que se mostró molesta con la esperanza de que no hubiéramos visto a nuestro padre en aquellas condiciones, y a su vez restar importancia a la muerte de nuestra madre. Pero no fue así, por más molesta que se mostrara con aquel beso, la realidad era que ese acto era nada comparado con lo ocurrido-. Un demonio lo poseyó -continuó hablando-, él ahora está en tratamiento. El “ser” lo ha dejado, pero su padre no está bien, le llevara tiempo entender lo que hizo, será mejor que no lo vean por un tiempo. Vengan vamos a comer algo y que no se repita la escena anterior entre ustedes nunca más.

 

Ese mismo día por la noche, no podía dormir, las ideas e imágenes de lo sucedido daban vueltas en mi cabeza: ver lo que mi padre hizo con mamá y lo que estuvo a punto de hacerle a Bladimir, el enterarme de que nadie se puede casar con otra persona que sea línea directa de nuestra familia; si no aceptaban mi relación con Bladimir, lo más posible era que nos comprometieran con alguien más. Que nos separaran. ¿Mi hermano con otra persona? Es obvio que no lo permitiría.

En esa misma semana la abuela enfermó gravemente y murió, llevándose con ella el secreto de nuestra relación. Según nos contaron, falleció por un veneno que el demonio le escupió. Pero ahora sé que para sacar al demonio que poseyó a mi padre, la abuela lo absorbió, ella era realmente fuerte, pero al final prefirió morir antes de que el demonio saliera y poseyera a alguien más.

 

Tras unas semanas después de la muerte de la abuela, Bladimir y yo escapamos de casa no queríamos que nos separaran. Madre y la abuela habían muerto, el abuelo se dedicaba a las cosechas así que no podía cuidar de nosotros. Aunque nos amaba profundamente, poco tiempo pasaba en casa y dado a que había sido elegido futuro Guardián, no podía ayudar en las cosechas, debía atender un sin fin de asuntos. El actual Guardián, ya era considerado Pétalo, había cambiado su apellido a Pétalo De Rosa, era cuestión de nada para que el mío también cambiara por De La Rosa. Fueron días oscuros para mi hermano y para mí. Sentía la presión, pese a que el Pétalo no lo decía, yo sabía que al cambiar su apellido era una clara insinuación de que ya deseaba descansar, pero comprendía la situación. Emocionalmente estaba inestable. Padre estaba internado, llevaba terapia psicológica, ya que no solamente mató a madre, sino a diez ángeles más. Yo también quise tomar terapia… pero… no había tiempo. Al final, supongo que el distraerme era la mejor terapia, o así lo consideraron los de mi alrededor, pues no recibí algún tipo de ayuda para mis deberes y así poder enfrentar con terapia todo lo sucedido.

 

Padre, pobre de él, era un altruista, incluso había sido candidato elegido por la ciudad para ser el Guardián Del Amor, sin embargo, él amaba su apellido: Fragancia, es decir, su profesión como químico, al igual que su padre.  Y no quiso cambiar, ni siquiera por el apellido De La Rosa. Era el ser más bueno y puro que pudiera existir. El creía firmemente en que todo demonio podía redimirse y convertirse en ángel. En su juventud había llevado el apellido Semilla Verde por mucho tiempo, siendo agricultor, de esta manera combinaba esas dos destrezas, el conocimiento de la tierra, sus plantas y la química, para crear pociones a favor de los demonios. Él cría que la maldad de los demonios se mantenía por su alimentación, es decir, si se cambiaba la dieta por una rica en sabores, azúcares y con ayuda de algunas pociones, ellos podían modificar su actitud, regular su carácter y pensar o razonar antes de actuar e incluso, convertirse en ángeles. Sin embargo, así como él era ambicioso del lado de la luz, existía su contra parte, un ser del lado contrario, Yusuki, un mercenario que creó una supuesta sustancia capaz de enloquecer al más puro de los ángeles. Mi padre experimentaba con esa sustancia, la había conseguido de un ángel infectado, pero falló. Aquella poción maldita con aspecto de una bola de plasma tenía la cualidad de activarse ante la pureza, así cuando mi padre intentó inyectar una de sus mejores pócimas de amor en la negativa, esta última reaccionó agresivamente. Dicen sus compañeros de laboratorio que la sustancia explotó, generó una nube roja y en ella se vio la sombra de una figura con forma humana y alas de demonio, como las de un murciélago. Aquella nube fue directamente contra mi padre, entrando por su boca y nariz. Lo poseyó.

Obviamente de eso nos enteramos mucho tiempo después, pero aún hoy, pienso que todo fue un engaño, ese demonio buscaba precisamente a mi padre, pues en cuanto extrajeron una muestra de la supuesta sustancia, el ángel infectado pasó de un enloquecido y agresivo ángel a uno enfermo con síntomas comunes, nada que un té o un par de medicamentos no curaran. Y en mi padre causo estragos, incluso en la abuela. Sí, realmente pienso que, de alguna forma, éramos el objetivo… quizá de Yusuki, quizá de alguien más.

Además, mi padre había logrado crear pócimas tan poderosas que varias de las mejores armas e inventos de Yusuki habían sido derrotados y fue precisamente la sustancia más efectiva, antes usada, con la que reaccionó la bola de plasma en el ángel infectado.

No, en definitiva, no fue coincidencia. Y por más que padre era fuerte y bondadoso, aquel demonio había consumido gran parte de su mente mientras estuvo en el interior, así que había remordimientos, arrepentimientos, sobre todo por haber sido, supuestamente, ingenuo y haber intentado salvar a los demonios. Mi padre en su sano juicio no hubiera pensado así, pero él ya no era aquel hombre sano mentalmente.

 

 

Tras nuestra salida, la Ciudad del Amor dejó de ser lo que era, un lugar seguro. El fuerte rumor de una poderosa máquina creada por Yusuki había llegado hasta nuestra ciudad. Y con el futuro Guardián Del Amor fuera y el deterioro del antiguo, pocas esperanzas había. Así, El Tallo De La Rosa, envió a unos cuantos guerreros a buscarnos, sin embargo, gracias a Yusu, quien nos dio asilo, esa búsqueda fracasó. Al enterarse de que la ciudad estaba en riesgo junto con el Pétalo De Rosa. Algunos optaron por abandonar la ciudad, esto se les permitió, pues no querían una revolución, y salieron de manera discreta para no infundir el pánico. Entre los que se fueron estuvo Darío. Él ya tenía toda una profesión como Semilla De Vida, medico, incluso trabajaba en el hospital de la ciudad. Su ambición por el conocimiento y ganas de superarse le hicieron aprovechar la oportunidad para salir. Su pretexto fue ayudar a los que habían decidido salir y no podían regresar. A cambio de no ser exiliado como los demás, hizo un juramento para dar información sobre lo que acontecía “afuera”, se convirtió en una especie de curandero y espía en el exterior. Esto convenía de sobre manera, pues los tiempos se tornaban difíciles, necesitaban noticias eficaces y confiables del exterior. Además, Darío, gracias a que mantenía comunicación con la ciudad y usaba ambas tecnologías y conocimientos, tanto de adentro como de afuera, podía desarrollar curas o antídotos que favorecían mucho a los Ángeles de todo tipo.

 

Así, los años pasaron, después de tres, fuimos a la Ciudad del Amor. Yo ya tenía veinte y Bladimir ocho, aunque seguía con su apariencia de niño de doce y carácter de cuarenta. Nos recibieron con gusto, se hizo una pequeña ceremonia en la que se presentó oficialmente a Bladimir como La Rosa Del Guardián. Todo fue nostálgico. Recordé tantas cosas que extrañaba de La Ciudad, también tuve presente mi infancia, pero… no nos admitieron para vivir ahí; el salirse de la ciudad era grave, a un más que andar con un “familiar directo”. Era la política de antes, no podíamos socializar con nadie más que no tuviera ojos miel, ya que supuestamente si nos mezclábamos con alguien de sangre diferente perderíamos nuestro “encanto”. Y mientras yo no asumiera oficialmente el apellido De La Rosa, el poder seguía recayendo sobre el Pétalo, o antiguo Guardián. No fue sino hasta unos meses después de que se retiró a descansar, y con él aquella política absurda, que los Ángeles del Amor comenzaron a salir sin problema. Sin embargo, quedaron en acuerdo común que, aunque podían salir y entrar, nadie que no fuera de ojos miel podía habitar alguna vivienda dentro de la Ciudad del Amor, incluso si estaba abandonada.

 

La noticia sobre el descanso del Pétalo, la recibimos de inmediato unos meses después de nuestra visita. Ya no había riesgo de que nos separaran y tampoco nos podían obligar a permanecer ahí, así que el contacto se mantuvo y ellos sabían de nuestro paradero en todo momento. Pero, además, recibí una carta en donde se me decía que debía asistir a la ceremonia oficial en la que me nombrarían el actual Guardián Del Amor, ceremonia a la que hasta la actualidad no he ido. Me parece un gran compromiso y no estoy preparado para ello. En cuanto el antiguo Guardián Del Amor, él se comunicó conmigo a través de una visión y en ella recibí sus poderes y conocimiento, supongo esto habrá pasado justo cuando decidió descansar junto a Los Antepasados, pero aún así… no me siento listo para formalizar las cosas.

 

Actualmente los ángeles de ojos miel están por doquier, porque la familia ha crecido y no pueden ampliar la construcción de la ciudad, eso sin mencionar que ya no hay suficiente espacio en nuestra escuela.

  Bladimir y yo fuimos la semana pasada, vamos seguido, ya nos dejan vivir ahí, pero como estamos con Yusu no nos apetece regresar y nuestra habitación probablemente este ocupada, lo cual significa que nos darán otra y no queremos.

Cuando estamos de visita, intento no quedarme mucho tiempo, para no tener que enfrentar el tema de la ceremonia oficial. Simplemente me presento sin avisar, no quiero sorpresas.

 

Quizá, parece increíble que, casi a mis veintiún años, seis años después de ser nombrado el futuro Guardián Del Amor, no me sienta preparado para tal trabajo. Bladimir no opina del tema, su apariencia no ha cambiado mucho, a penas y a pasado de un niño de doce a uno de trece años, sin embargo, su comportamiento y responsabilidad, parece de un joven mayor.

Aunque la mayoría de edad no existe para nosotros los ángeles en general, pues sería complicado establecer una, ya que nuestra apariencia física se suele basar en nuestra edad mental y algunos son capaces de modificar su aspecto físico a voluntad; pero sobre todo nosotros los ángeles de ojos miel nos mantenemos con un aspecto joven, dado a nuestro cargo; son realmente pocos, diez o veinte a lo mucho, los ansíanos.

Y pese a saber todo esto, la apariencia infantil de Bladimir me impide acercarme a él de una manera más íntima. No sé si teme a tal acto o simplemente le guste esa apariencia, a mí no me desagrada, al contrario, me gusta, pero no de manera íntima. Tengo miedo de lastimarlo.

Este tema sí que es delicado entre nosotros, independientemente de si soy o no el líder de los Ángeles del Amor, no hablamos sobre temas del arte amatorio, quizá por eso no me siento preparado para ser oficialmente el líder, pues no domino todas las disciplinas del amor y no me atrevería a incomodar a Bladimir con semejante tema. Aunque cada día nuestra relación como pareja se tensa. Pronto cumpliré veintiuno y la presión por la ceremonia crece. Incluso se rumora de buscar a otro Guardián Del Amor, mi trabajo como tal tampoco es del todo bueno, pues los problemas con Bladimir me absorben mucho y descuido mi “trabajo”.

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